Protagonistas: Simone Caporale

Junto con Alex Kratena, se puso al mando de The Artesian Bar, logrando que fuera el mejor bar del mundo durante 4 años consecutivos. En su segunda visita a Buenos Aires, auspiciada por Hendrick’s Gin, vino a mostrar el cómo y por qué de este éxito.

Simone Caporale comenzó a trabajar detrás de la barra a los 15 años, cuando tuvo que reemplazar a la bartender a cargo. Hoy, confiesa que no tenía idea de lo que, hacia esa primera vez, pero sin lugar a dudas fue la puerta de entrada para una carrera que parece no tener techo.

En el año 2010 comenzó a trabajar junto con Kratena en The Artesian Bar, ubicado dentro del hotel Langham en Londres. Formaron un equipo sólido, y usando su tiempo de ocio luego del servicio, como el mismo lo cuenta en la charla para 200 personas que dio en el Hotel Faena, comenzaron a llevar a cabo sesiones de “brainstorming”, donde cada miembro del equipo aportaba alguna idea nueva, ya sea una receta, un ingrediente, un nuevo recipiente o cualquier elemento que ayudara a elevar y mejorar el servicio.

Años de empeño, dedicación y talento llevaron al Artesian a lo más alto del ranking de la revista “Drinks International” Hoy, luego de que la dupla abandonara el bar para emprender un nuevo proyecto, cayó al puesto 52 en la lista.

Caporale es un libro abierto, da la impresión de que no se guarda detalles y comparte el secreto del éxito. Nada puede lograrse sin trabajo duro y sin formar un buen equipo, en el cual cada uno de sus integrantes sea igualmente valorado. Es fundamental no ser ególatra y ponderar el servicio y la hospitalidad (palabras que destaca y valora).

Los sabores de sus cocteles fueron una sorpresa, sabores desconocidos para mí, una completa experiencia. Los ingredientes de sus cocteles, los utensilios y la cristalería utilizada denotan una búsqueda y evolución permanente. Componentes como el hidromiel, la utilización de la tan bastardeada licuadora para batir un sour y lograr una espuma perfecta; la permanente innovación de los recipientes donde el coctel se sirve, apuntando a maximizar la experiencia, incluso con el líquido suspendido “mágicamente” en el aire. La consigna es arriesgarse, generar curiosidad, incorporar utensilios o ingredientes que no se usan habitualmente a fuerza de prueba y error. Nada es imposible en la mente de este bartender.

Además de su labor como cantinero, fundó junto a Alex Kratena, Ryan Chetyiawardana, Jim Meehan, Monica Berg, Joerg Meyer y Xavier Padovani la fundación P(OUR), una asociación sin fines de lucro, que se enfoca en la labor social. Su objetivo es generar un nicho donde se creen puestos de trabajo, los bartenders puedan compartir sus recetas o inquietudes, además de realizar tareas de concientización sobre el consumo responsable de alcohol y ayuda a personas con problemas de adicciones.

Hoy, lejos del bar que fue el mejor del mundo gracias a su labor, donde sirvió a muchísimas personalidades, se encuentra trabajando en su nuevo negocio en Londres junto con su inseparable socio. Sin lugar a dudas, es solo cuestión de tiempo para que se convierta en el nuevo nicho de la coctelería moderna donde el mundo pondrá sus ojos.

Por Romina Straka


Fotos: simonecaporale.com