Se realizó la cuarta edición de la Feria de San Rafael en Buenos Aires

Con gran convocatoria se realizó en Buenos Aires la cuarta edición de la Feria de San Rafael, bajo el concepto “Terroir con identidad”. En ella se reunieron las principales bodegas de una de las regiones de mayor tradición vitivinícola de nuestro país para dar a conocer sus productos a invitados especiales y la prensa en la ciudad de Buenos Aires.

Como en las ediciones anteriores, el objetivo fue consolidar el posicionamiento de la tradicional región y sus productos de alta gama, reuniéndose para compartir sus novedades y sabores en el Yacht Club Puerto Madero. Las bodegas participantes fueron Bodega Alfredo Roca, Algodon Wine Estates, Bodega Argana, Finca Intimayu, Bodega Bombal y Aldao, Bodega Ibarra, Bodega Bournett, Bodega La Abeja, Finca El Nevado, Finca Martha, Funckenhausen Vineyards, Damaine, Bodega Goyenechea, Bodegas Iaccarini, Bodega Murville, Bodega Jean Rivier, Bodegas Bianchi, Finca Dinamia, FOW-Fabricio Orlando Winemaker y Bodegas Suter.

En el encuentro además se dio a conocer San Rafael como destino turístico 2018 con la participación del intendente Emir Félix, y Silvio Alberto, Chief Winemaker y Gerente de Enología y Agronomía de Bodegas Bianchi, y Alejandro Roca, Presidente y Director Técnico y Vitícola de Bodega y Viñedos Alfredo Roca, expusieron sobre la actualidad y el potencial de este emblemático terruño, y se contó con la participación y el apoyo de la Cámara de Turismo de San Rafael, la Corporación Vitivinícola Argentina, la Municipalidad de San Rafael, la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, y la Direccion de Turismo de dicho municipio.

Características del terroir

San Rafael es un terroir con más de dos siglos de historia y con características que lo hacen único: su ubicación en el sur mendocino; su clima templado continental semiárido y una marcada amplitud térmica; una moderada cercanía con la Cordillera de los Andes, lo que lo convierte en tributario de las aguas provenientes de los ríos Atuel y Diamante, que son conducidas por sistemas de riego y acequias creadas por la industriosa mano mendocina y que a la vez asegura el reparo de las fuertes heladas; la altura sobre el nivel del mar, que oscila entre los 600 y los 800 m; escasas precipitaciones y baja humedad ambiente, junto a suelos profundos, permeables y pobres en materia orgánica y una gran proporción de días soleados. Su gente, el mayor de sus tesoros, continúa una larga tradición vitivinícola y el amor al vino y a su tierra. Todas condiciones decisivas para el logro de vinos de excelencia.

La presencia de bodegas familiares también es parte de la identidad de esta zona, con sus establecimientos, sus tradiciones y sus productos, que se ha adaptado a las exigencias de los mercados y los consumidores actuales, sin abandonar sus mejores prácticas.