La evolución de la tecnología Fitness

Desde los programas de TV hasta la tecnología wearable que hace un seguimiento de la actividad física.

La tecnología fitness continúa ayudando a que los hábitos saludables formen parte de nuestra vida diaria.

Fuente: Banghó

La tecnología y el ejercicio siempre han tenido una relación simbiótica. Desde que el “Padrino del Fitness” Jack Lalanne lanzó sus máquinas para el ejercicio de la resistencia en la década del 50, el movimiento fitness ha evolucionado para incluir los videos de Jane Fonda de los ochenta, el Tae Bo de Billy Blanks en los años noventa y el método Pilates a principios de los 2000.

Hoy, las populares rutinas de resistencia, estiramiento y entrenamiento cruzado se suelen medir a través de dispositivos de monitoreo en tecnologías vestibles (wearables), tales como pulseras fitness o relojes inteligentes.

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Monitoreo del ejercicio en la pantalla chica

Así como la tecnología de las pantallas ha evolucionado, desde la televisión y la videograbadora, hasta los videojuegos y la transmisión de contenidos en tiempo real, también han avanzado las formas en que los expertos en fitness se conectan con los espectadores.

Tomar jugos, ir al gimnasio y hacer ejercicio en casa son actividades que comenzaron gracias a Jack LaLanne que lanzó su primer “centro de fisicoculturismo” y el programa de TV sobre fitness en la década de los 50’s.

Las rutinas de LaLanne se pusieron de moda y, desde ese momento, muchos otros gurús del fitness han atraído a las audiencias con sus estilos y rutinas de ejercicio, como programa de TV de ejercicios Jazzercise de Judi Sheppard Missett. Más tarde, en 1982, Jane Fonda realizaría el primer video de ejercicios que convertirían a las videograbadoras en la nueva tecnología que no podía faltar en todos los hogares.

Los wearables hacen al atleta

Las actividades físicas existían antes que las zapatillas con suela de goma y las telas especiales, pero estas innovaciones hicieron que las actividades fueran mucho más cómodas. Más tarde, usar materiales ajustados al cuerpo se pondrían de moda, con marcas como Lululemon abogando por la ropa que se amolda al cuerpo y que puede usarse, incluso sin intenciones de ir al gimnasio.

Los objetivos del fitness suelen ser cuantificables: calorías quemadas, peso perdido, distancia recorrida o ritmo cardíaco alcanzado. La posibilidad de medición siempre ha sido un importante activo para el ejercicio; poder visualizar y registrar esta información supone un gran atractivo tanto para la motivación como para el control.

Se podría decir que esta tendencia a cuantificar en el fitness comenzó en los años 60 con la invención del podómetro moderno, diseñado para monitorear los 10.000 pasos diarios de una persona. Esta tecnología evolucionó hacia accesorios innovadores de vestir y que incorporaron GPS para monitorear carreras y la biometría.

El avance de la tecnología y la reducción del tamaño de los dispositivos electrónicos han posibilitado usar, cada vez más, dispositivos como complementos que ayudan a mejorar el entrenamiento. El ejemplo más práctico son las Smartbands (o pulseras inteligentes), que permiten medir distintos parámetros en el día a día del usuario.

La Banghó Smartband SB-1, por ejemplo, controla el cuerpo día a día, hasta en los momentos de descanso. Registra toda la actividad de forma clara y precisa, lo que permite una mejor calidad de vida, sin dejar de estar conectado. Viene con pantalla LCD color 0.96″, protección IP67, registra el consumo calórico, monitorea el ritmo cardíaco y mide distancias.

Por otro lado, el Banghó Sportwatch SP-1, no es sólo un reloj inteligente, utiliza pequeños sensores integrados para monitorear el ritmo cardíaco y el movimiento; el usuario puede programarlo para realizar ejercicios de caminata, running y bicicleta, entre otros. Incluso controla la música para que la persona no tenga que interrumpir el ejercicio para tomar su smartphone. El Banghó Sportwatch viene con pantalla 1.3″ HD IPS 240 x 240 y sport tracking.

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Estos accesorios de monitoreo de la actividad física aportan una poderosa sensación de logro y realización. Pueden pasar meses entre que una persona comienza un nuevo plan de fitness y el momento en el que empieza a sentirse y verse mejor, por lo que ver datos que midan el esfuerzo diario resulta muy valioso. Cuando se forman nuevos hábitos, acortar el circuito de la obtención de información sobre el ejercicio físico, crea un círculo virtuoso de acción y recompensa.

A medida que estas tecnologías de monitoreo evolucionen, ayudarán no sólo a recolectar información, sino también a proporcionarle a los usuarios una percepción factible y fácil de entender. Este podría ser el mayor desafío a nivel de salud y fitness para esta década.

No se trata sólo de medir pasos y visualizar las calorías quemadas, se trata de que estas tecnologías ayuden a cambiar hábitos con el objetivo de lograr una vida más saludable. Con el correr del tiempo la tecnología wearable se convertirá en algo indispensable cuando les dé a las personas una sensación de responsabilidad y refuerzo positivo por hacer las cosas bien.


BANGHO

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