Crítica de “BeatNik”

“Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas, histéricas desnudas, arrastrándose por las calles de los negros al amanecer …”

Protagonizada por Florencia Prada, Nahuel Mutti, Sebastian Francini, Martin Urbaneja, Rodrigo Esmella y Alejo Ortiz. Dirigida por Osvaldo Laport. Guión de Francisco Scarponi.

Segunda temporada de la única obra en el mundo que retrata a la cofradía que dio inicio a la “generación beat”: Lucien Carr, Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs, Joan Vollmer y David Kammerer.

Como suele sucederá en el Maipo Kabaret, la puesta en escena traspasa los límites de la cuarta pared, y la obra comienza con un joven saxofonista de lentes oscuros y sombrero que acompañan a un recitado de poesía como música de fondo. Luego comienzan las primeras notas de The Beat Generation de Louise Armstrong, como un augurio:

They call you “beat generation”

 you think you live as you choose

 O, you beat generation

 I think you headed for the blues.

El aire se corta con el penetrante alarido de un hombre que ingresa por la puerta de los espectadores al grito de “¡Maté a David!”, vestido con una camisa de fuerza, y corre hacia el escenario. Sobre él podemos ver un sillón, una máquina de escribir, un sofá y una lámpara, lo que conformará todo nuestro universo.

  • “Escribí para recuerdo y asombro de vos mismo.”

Lucian Carr (Francini) le lee a Allen Ginsberg (Mutti) los versos más explícitos que Henry Miller escribió jamás, y Allen se pregunta si se puede amar a un amigo: es que la sexualidad se explora en todos sus aspectos, sin tapujos, sin cuestionamiento, algo en lo que esta generación estaba claramente adelantada. La bisexualidad, la homosexualidad, el poliamor, están totalmente aceptados en esta puesta y no definen a los personajes, es simplemente una de sus características. Incluso hasta se cuestiona determinadas dinámicas del poliamor en una escena donde Jack Kerouak le trae a su pareja, Joan Vollmer (Prada), a su amigo William Burroughs (Esmella) para que le “haga compañía” mientras él se va a hacer un viaje. El sostiene que ellos tienen un acuerdo y que la quiere, ella retruca que ellos no tienen ningún acuerdo, que él usa su casa de hogar y a ella como puta, pero por sobre todo que él no quiere a nadie.

También se critica el rol de la mujer de la época y las reglas a las que estábamos sometidas, coronado por el monologo magistral de los labios de Florencia Prada, donde cada palabra es un manifiesto:

“Ustedes dirán que soy puta pero ¿alguna vez estuvieron en presencia de un genio? De un verdadero genio. No lo piensen mucho, si lo tienen que pensar es porque nunca lo estuvieron. Que me griten puta, ramera, furcia. Que la historia me juzgue por estar casada con un genio y estar enamorada del mejor amigo de mi esposo. Soy la más puta porque en la poesía hay lugar para hablar de todo pero, ¿Y de la menstruación? ¿De la puta, de la presencia de lo doméstico? Estos genios puede escribir de la justicia social pero ninguno habla de esta sangre hambrienta sin saber que debió haber sido otra cosa. La menstruación no es palabra prohibida.”

Hay escenas de sexo tanto en el foro como en los hombros del escenario mientras la acción sigue transcurriendo tranquilamente en proscenio, también por momentos se iluminan a los personajes que desarrollan un monólogo interior mientras que el resto del escenario queda en penumbras. Queda claro que el contenido de esta obra no es apto para menores de edad ni personas que les sensibiliza el contenido sexual.

Los diálogos se desarrollan con un nivel de naturalidad que pareciera  que el espectador observara el living de una casa cualquiera donde se reúne un grupo de amigos, no de un grupo de genios literarios que marcaron una época.

La utilización de los medios visuales le exprimen el jugo al máximo a las escenas y complementan la labor del texto y las actuaciones: proyecciones de imágenes con los cuerpos de los actores como pantalla, las intervenciones de sonido como el saxofonista, los recitados y los distintos colores de las luces.

  • Enfrenta para siempre el fracaso

El guión, donde la historia de los personajes se entremezcla con pasajes de sus obras (¿y cómo separar al autor de su obra si uno no puede existir sin el otro) es sublime, donde el espectador quisiera poder atesorar cada palabra, cada relato, todos los 30 que Jack Kerouack le dejó a los futuros escritores.

  • Enamorate de tu propia vida

Para aquellos fanáticos de la literatura, y especialmente de este movimiento, a los que les gusta el teatro experimental,  un teatro que sorprende, que asusta, que explora sin tapujos la naturaleza humana, esta pieza no va a decepcionarlos.

por Daniela Barri


BEATNIK

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